En el amor los primeros perdones son bellos, todo es bonito al principio en el amor, el primer enfado, el primer beso, el primer adiós, una pizquita de celos, uno granitos de miedo. El amor nos deja ciegos, otras veces la ceguera se produce por todo lo contrario, tiene un nombre, terror. A lo bueno se acostumbra una, pero a lo malo también, el terror parece que es merecido, de tan grande que es, de tan continuo. Hoy he robado un cuento punzante a Bernardino Contreras, dos puntos
Mírame
Empezaremos de nuevo.
Fingiré no conocerte y me haré el encontradizo.
Dejaré flores en las esquinas para que las encuentres camino al
trabajo. Sabrás que son mías. Desconfiarás al principio, pensarás
en mí.
Me pondré el traje de los domingos y hablaré con tus padres.
Mírame.
Mírame.
Te daré mi hombro en el cine, cuando te asustes, cuando
te duermas.
Te besaré en el portal y las despedidas siempre nos parecerán
cortas.
Copiaré poemas y juraré que los escribí para ti. Ya sabes lo mal
que escribo.
Mírame.
Te esperaré en la puerta de la iglesia con una flor en la solapa
y una corbata horrorosa.
Tu madre llorará. Tu padre repartirá puros. Mis primos tirarán
arroz.
Como aquella vez, serás mía por primera vez.
Mírame.
Construiré nuestro hogar en cualquier lugar, junto a un árbol
centenario. Serás feliz.
Otearás el horizonte esperando mi regreso al atardecer. Dis-
cutiremos por tonterías sólo por el placer de reconciliarnos. Lle-
naremos la casa de niños, construiré un columpio en el árbol.
Les curarás las pupas con besos. Nos arreglaremos los domingos,
saldremos a pasear.
Y nunca, nunca, volveré a ponerte la mano encima.
Mírame.
Mírame cuando te hablo.
Bernardino Contreras. Cuentos ordenados. Mitad doble.