jueves, 31 de diciembre de 2015

Happy miscelánea. DP 93.



Somos libros, somos cuentos, somos sagas, algunos epístolas.
Somos capítulos locos porque nos lean, incapaces a veces de generar misterio, otras, las brumas nos inundan y nos pierden, y se nos abren las entrañas, y las aguas.

Somos cruces del catolicismo, vampiros de una sangre derramada por alguien que está en el libro más antiguo, somos antiguo y nuevo testamento, en el fondo, sin todo eso que aprieta y ahoga, somos libres, carne y hueso de titanes.

Quisiéramos ser apocalipsis, versículos, luces errantes en este lugar lleno de caos. Seres divinos cargados de amor, y nos duele vernos
inmisecordes, blasfemos, repugnantes, malditos, finitos. Nuestro destino, cenizas, también nos acompaña lo oscuro y negro, el dolor.

Y pensantes, seres pensantes ocultándonos de las verdades más simples, bebemos de lo seguro ante lo incierto, giramos y latimos en un eterno baile de máscaras, bebiendo vino, somos sangre derramada.

Somos estructura narrativa que nada a la deriva en el mismísimo caos. Y pese a todo eso logramos encontrar caminos, conseguimos a veces lo que anhelamos, cargados de miseria, de gloria, débiles y fuertes, somos eso y más, llenos de frustración e incluso de alguna que otra oportunidad.

Somos principio y fin, como cada año del eterno calendario, en el fondo albedrío. Para muestra yo, quería escribir algo dedicado a Salinger, y me perdí, como siempre, como cuando lo leo desorientada y voy y me encuentro, entre comas y comos.
Somos páginas que pasan porque tienen que pasar.

No tengo nada coherente que decir para cerrar el año, sólo, de solamente, contar que ya no me da miedo ni pereza ordenar algunos cajones, perdí el miedo a tirar lo viejo en espera de algo nuevo y quizá mejor, mientras bebo cerveza.

Señores y señoras, Feliz Año Nuevo y Happy vida miscelánea.



Lucía Morales.

viernes, 4 de diciembre de 2015

DP 92. Más que mil palabras




Hace años vi la imagen más bella, no la olvido, nunca lo haré, es uno de los tesoros que guarda mi memoria, es uno de mis refugios.

Agosto, feria de Málaga, paseando a mi niña. Entre la muchedumbre, las luces, el ruido insoportable, allí, entre todos los nadie estaban ellos, una familia, la familia. Cuatro personas invisibles para los demás, simbólicos y grandes para mi. El padre, la madre, el hijo, la hija. Eran feos, incluso gordos, eran pobres, terriblemente pobres y humildes, eso se ve, eso se sabe, yo estaba allí.

Y entre el todo, ellos eran un todo, sus sonrisas, verdaderas ellas, su forma de agarrarse, su humildad, más grande que cualquier otra que pueda llegar a toparme, felices, si, ellos eran felices. Seguro iban con su dinero contado para disfrutar de esa noche, seguro que dejaron los problemas cotidianos en el cajón de la cómoda, sé que no necesitaban más, que eran personas que no van al Ikea, ni sacian sus vacíos en un centro comercial un domingo, ellos no. Ellos se querían, se sentían a gusto siendo ellos, se cuidaban, y se cuidan, el tiempo no marchita lo más bello. Sé que se cuidan.

Sigo buscando ese refugio, sigo buscándolos cuando vuelvo a la feria, mientras tropiezo los busco, en este absurdo mundo colmado de avaricia y consumismo, de imagen, online, en este lugar lleno de ruegos y preguntas, este lugar inhóspito todavía tiene rincones donde sentirnos a salvo.




Lucía Morales.

Mi CV está aquí. Dp 124

Estaba tomando cañas, dos puntos No recuerdo la última vez que escribí un Dp, seguramente hace demasiado, demasiado de todo, para ca...