domingo, 12 de febrero de 2017

La La Landryangoslinland DP 112




Benditos fines de semana lluviosos y tal, ayer tarde lloré como una niña chica por culpa culpita de La La Land, explicoteo, dos puntos


Me dijo una amiga el otro día que habría que ver La La Land, a mi parecía que me había dicho que había que matar a un niño chico, me puse superimpertinente, que si yo no veo musicales, que si yo no soy tan comercial, que si yo no veo todas las nominadas a los Oscar, que si pito que si flauta. Me tenía que haber partido un rayo, de verdad, por chuleta  que soy, ayer sábado tarde, sin comerlo ni beberlo vi la película y, aynsss, me quedé prendaita perdía.

Puede que las marujas seamos facilonas en el tema peliculil, que no lo niego, a ver, es que nosotras vivimos del Mercadona a los fogones y como mucho al pediatra o a las actividades extraexcolares. Aquí las señoras del ahora estamos faltas de peliculeo y emociones, y con la imaginación muy limitada, por eso de no decepcionarnos luego. Pasa que llevamos tanto aburridas con nuestras monotonías que nos agarramos a las historias de amor imposible ajenas como un palo ardiendo.

Quién no va a llorar cual posesa al ver a un macho tan enamorado como mi Ryan Gosling, tan, tan enamorado que renuncia a su amor por el bien de ella, si, así de macho es mi nuevo amor platónico. Dónde está la hembra que no cae rendida a los encantos de ese maromo que tiene cejas y expresión de tristeza, pero con espalda de ayyyomá, y que cuando sonríe te da la vida entera. Puede que sea yo la triste que se emociona sólo por eso, puede que me gusten las historias de amor imposible y los hombres que se sacrifican, no sé, quizá soy yo. Pero insisto, ese Ryan y esa Emma son tan simpáticos, jóvenes y atractivos, y se miran y se quieren tanto, tantísimo que te entran ganas de cruzar el charco y obligarlos a casarse, pero no, señores no, se ve que no pueden cumplirse los sueños de las parejas, que sólo es algo de uno, y claro, el que es caballero cambia su destino por su dama, y yo lloro como una posesa de la pena que me da.

Ese joven guapetón y con mirada nostálgica que además es músico y toca el piano que da gloria de verlo, ojo, esto lo hace de verdad que el Ryan sabe de antes, y conste que al principio es para darle de hostias a toda norteamérica del norte por el rollo musical que se marcan tan bestia, que están como cuarenta minutos ahí dale que dale, menos mal que luego mejora la cosa. La pareja vive junta y vienen los problemas, empezar a salir del boquete que les separa y ya no canturrean tanto, cosa que se agradece. Pero durante toda la película suena una pieza de piano que es donde el Ryan se mete cuando le entra la introspección, que es básicamente cuando todas venderíamos a nuestras propias madres por un beso del maromo.

Al final de los finales, y después de destrozarte el corazón es cuando viene la llorera, cada uno por su lado y sin posibilidad de reconciliación, ella no va a dejar su familia estable por él, por muy Ryan Gosling que sea, por mucho que le abrazara y le besara la frente como lo hacía, por muchas canciones que le llegara a componer, no, cuando apuestas tanto por un destino ya no hay marcha atrás y da igual que prometieras amar a alguien por siempre, cuando los caminos se separan ya ni los Oscar los pueden unir.

Todavía suspiro por Ryan, y lo que me queda. Benditos pianos bien tocados.





Lucía Morales Ramírez.

Mi CV está aquí. Dp 124

Estaba tomando cañas, dos puntos No recuerdo la última vez que escribí un Dp, seguramente hace demasiado, demasiado de todo, para ca...