jueves, 28 de enero de 2016

De caballos y ballenas. DP 97




Si fueras un animal cual serias? Elegí una ballena hace mucho tiempo, tenía dentro otros, y la elegí a ella, grande, poderosa, maternal y llena de cantos que sólo, de solamente entienden las ballenas.

Dentro tengo caballos salvajes, intento dormirlos a cualquier costa, silenciarlos, matarlos, justificarlos, arrinconarlos y que se arrepientan, es por eso de las etapas, de las maneras, estreno una nueva que no sé cuadrar, y que despierta incertidumbre y desconcierto en los demás, es la Era de la Vergüenza.

Se te mete dentro si la dejas, y te come, arrastra y envenena,  inabilita la locura y lleva a un desierto sin noches ni estrellas, con un silencio creciente y cruel, y cuando te preguntan qué te pasa, no sabes la respuesta, ya no las tienes todas, sólo más preguntas, y látigos, arpones y cazadores de ballenas.

Empiezas a matar una parte de ti cuando conoces tus vergüenzas, y crees morir cuando ves que los demás las ven y las tientan, cuando crees que lo único que hay tras la originalidad y el desparpajo, es quizá una palabra fea y horrenda, la que tengo en la punta de los dedos y la lengua, atascada en mi garganta, bloqueando el texto, Esperpento, cuando te ves desde fuera, y sólo logras verte de esa manera.

Estoy falta de pompones, figuras literarias, y sobrada de rimas y leyendas, ahora que estoy tan cerca de tirar la toalla de la doma de mi caballo salvaje, y de los asesinos de ballenas, vuelvo a buscar muletas, quiero leer Moby Dick, emocionarme y entender su alegoría, luego puede que siga buscando una historia digna de ser escrita, para consuelo mío y de los que todavía me leen y tienen fe en mi.

Y es que es cierto que si los caballos no galopan no son bellos, y que si matas la locura que llevas dentro, anulas una parte de ti, y puede que sea la más bella, la que atrae miradas ajenas. Cuando me falte el tiempo para sentarme frente al ordenador me arrepentiré de todos los minutos tirados a la papelera. Espero que antes de cumplir los noventa pueda regalarle al mundo mi primera novela.



Lucía Morales.

martes, 19 de enero de 2016

Otro Peter Pan. DP 96



Querida mía que no es que yo lo diga, es que la historia se repite constantemente, la de tu cabeza, sueño y pensamientos, y la de otra persona que es un lobo con piel de cordero. 

No es la primera vez que sucede, ni será la última. Tú anhelabas un cuento, él otro distinto, pero como en esencia os sentíais tan protagonistas, especiales, únicos y bellos, pues decidiste tirarte al vacío y volar, sin paracaídas, sin colchoneta para amortiguar el golpe; y caerás, te darás de bruces, completamente sola, te levantarás luego sacudiéndote el polvo, llena de heridas y, con la poca dignidad que te quede, mirarás al cielo y puede que con el tiempo olvides y puedas esbozar una sonrisa, sobre todo para una cosa, para reírte de ti misma.

Hace unas semanas leí una novela que se considera obligada en la actualidad, de un autor de renombre, con frases demoledoras, Intimidad, una historia para nada original. Nos narra la noche en que un hombre de clasemediaalta decide irse de casa, abandonar a su mujer y a sus hijos pequeños, dejar su comodidad y estatus básicamente por una cosa, la que subyace en casi todos los divorcios de clasemediaalta, follar más.

Y no es que yo esté aquí para juzgar al protagonista, no, para eso ya tiene él su conciencia, ni vine para calibrarlo, ni para recordarle a nadie lo bueno y lo malo de mantener una familia, ni de tener responsabilidades a cambio del regocijo donde habita, no, es que este tipo no es capaz de ver más allá de su polla, y no es, por mucho que se justifique, ni que intente manipular nada, no es más que otro Peter Pan.

Merece una paliza, o vivir a partir de toda su cobardía, en eterna soledad, esa que te nubla el cerebro, la que le quita el sentido a todo, la que lleva de cabeza a la noche fría llena de alcohol, a gente desconocida que regala su intimidad por no sentir su vacío tan ensordecedor. El protagonista se marchó de casa sin dar explicaciones, sin despedirse, no dio la cara, por eso lo condeno, hay algo que no perdono en algunos hombres, que te hacen sentir culpable por no estar todo el día con una cerveza en la mano y la otra ya sabemos donde. Pura falacia, cobardía, egoísmo y tempestad.

Todos tenemos etapas de querer seguir viviendo en un cuento, yo la primera que me engaño también cuando paso horas y días rodeada de monotonía, lavadoras, pucheros y ningún bombonero que me prometa el cielo en la tierra.

Llamadme loca por no querer que venga nadie de fuera a contarme un cuento, que para narrar, hace tiempo, me basto y me sobro yo.

Y si un día me despierto y veo que mi vida también es un embuste, entonces ya veré qué hago, quizá deba callarme, puede que mi realidad sea también mentira, y de golpe se voltee mi tortilla, entiendo que cabe esa posibilidad.



Lucía Morales.




jueves, 14 de enero de 2016

Gente que viene y va. DP 95







Vuelvo a la orfandad impuesta, la que producen los finales de algunas historias, soy como Candy Candy pero sin Annie,
 y sin principe azul.

Ya no tengo droga supervitalizante, la de mi Bea en su pueblo de Santander, que habita en un libro con portada verde manzana, la de la casa en el árbol, la loca que despechada volvió a casa de sus padres, esa joven arquitecta que en dos meses vio a mucha Gente que viene y Bah, se ha ido, la finiquité esta tarde, sin risas, hecha un mar de lágrimas le dije adiós, yo es que para las despedidas no valgo, soy demasiado mártir, y ante los finales inevitables vuelta al llanto melodramático, si es que reír y llorar muchas veces van de la mano.

Mañana buscaré la felicidad en otra parte, no me va el rollo ese de que la felicidad está en el interior, que va, que va, milongas, y mira que me río de lo que haga falta, de mi misma, de Janerio y todo lo demás, pero, siempre hay un pero, toy tristona sin mi Bea, malditas historias que acaban, debería haber escrito Laura Norton una saga, si, claro, y no la mierda esa de 50 sombras de tal y tal.

Mi Bea estaba tan feliz haciendo el mahara en su pueblo, cambiando su vida y la de su familia a cada página, perdiendo los papeles más que yo misma, que en eso tengo nivel experta, y va y decide que 477 páginas son suficientes, NOOOO, de eso nada monada, una segunda parte esperaré y si no soplaré, soplaré y tu casita derrumbaré.

Es una triste pena saber que las cosas buenas acaban, que perdemos gente en nuestras vidas, que la eternidad sólo le pertenece al tiempo, que igual que nos dicen hola, nos pueden decir adiós, y para eso no estamos preparados, no, tantas personas que conocemos y ocuparon sólo un espacio, gente por categorías, a corto, medio y largo plazo, nadie perenne, ufffff.

Y para colmo de tonterías esta semana he sentido un vacío o dolor robados, agonías soydios, se murió David Bowie, y al ver la cantidad de gente que lo ha sufrido, llorado, cantado, llamado, ado, ado, ado, me puse melancólica, pensaban que él era eterno, se les fue un Dios, y aunque para muchos es una estupidez idolatrar, me di cuenta que no es eso, entendí que querer incondicionalmente a un mediodesconocido también es amor.



Lucía Morales.

sábado, 9 de enero de 2016

DP Jarecrisna, jare, jare. DP 94



Para todo hay un nivel en esta vida, incluso puede que para algunos no haya sólo uno, en mi caso concreto hay dos, o tres, o mil, o chorrocientos mil, es por eso de no tener a cada rato las cosas claras, por la bipolaridad esta que me acabará matando, es oficial, explicoteo, dos puntos

Fueraparte de la monotonia del marujeteo y tal, tengo muchos momentos de reliarme, porque hay días que me levanto con una extraña sensación en mi precioso y proporcionado cuerpecito, me despierto con unas ganas enormes de que me pase algo bueno, si, mi flipe es brutal, me pongo ropa cómoda y calzado deportivo para hacerme un millón de kilómetros y ver si se me pasa, pero no se pasa, al contrario, andar más que las Muñecas de Famosa me produce más subidón, es que voy con mi ipod todo moderna, adelgazando sin esfuerzo y con el sol dándome en mi carita de treintaipocos. La vida es de siempre muy injusta, pero hay momentos en los que siento cierta equidad, producida por un descontrol de dopaminas bestial, bien lo sabe dios y cualquiera que haya leído un mínimo de psicología o psiquiatría.

Es por eso que disfruto tanto de las películas de colgados, como por ejemplo El lado bueno de las cosas, con mi futuro marido, Bradley Cooper, es importante entender el cuelgue ajeno si queremos que la gente entienda el nuestro. No digo que sea tan importante como la paz mundial, pero ahí ahí andan. Y total, que amo a Bradley Cooper desde hace tiempo y en silencio, como las hemorroides, y como soy bi para todo, también amo a Jennifer Lawrence, soy poco original en mis amores por muy bisexuales que sean, lo sé, lo admito y no por eso me retracto, la Jennifer ha subido el escalón de mi divinidad al ponerse rubia, amo a las rubias falsas de Hollywood, son todo lo que siempre quise ser.

Parte de la culpita de mis subidones felizones son por un libro megacomercial y simplón, Gente que viene y bah, me lo ha emprestado mi hermana chica, que es lista pero lee cosas insustanciales. Pos eso, que me meo toa leyendo el tocho comercial, y me dura horas y horas, y como efecto colateral no le grito a los niños ni al hombre que vive en casa, o les grito menos, y parecemos una familia que come perdices a cada rato.

Cuando me levanto con la sensación de querer cosas buenas y con la sonrisa puesta, dejo de odiaros a todos, podría ponerme una sábana naranja y cantar jarecrisna, jare, jare, repartir florecillas e incluso hornear galletas y pasteles. He hablado todo esto con mi amiga la rubia y sospechamos que puede que sea yo una persona de esas que tienen esperanza e ilusión, este tipo de conjeturas me dejan más loca todavía. Es brutal lo que hacen las hormonas conmigo, pienso mucho en mi carrera escritural, en que yo podría escribir como Laura Norton y todas esas mujeres que publican libros chorras como churros, pero me entran luego los bajones y claro, en modo hundida es otro cantar, y no el del Mío Cid precisamente. 

Y así voy, dando bandazos por este mundo, a expensas de la química que me maneja, vendida perdida y muerta de amor por cualquier hombre alto con ojos claros y pecho ancho. Qué vivan los días de querer comerse el mundo y llenos de subidón! Qué vivan todos los tarados que me hacen sentir del montón!

PD: Querido Bradley, I love you, I hope than you love me someday.



Lucía Morales.

Mi CV está aquí. Dp 124

Estaba tomando cañas, dos puntos No recuerdo la última vez que escribí un Dp, seguramente hace demasiado, demasiado de todo, para ca...