sábado, 9 de enero de 2016

DP Jarecrisna, jare, jare. DP 94



Para todo hay un nivel en esta vida, incluso puede que para algunos no haya sólo uno, en mi caso concreto hay dos, o tres, o mil, o chorrocientos mil, es por eso de no tener a cada rato las cosas claras, por la bipolaridad esta que me acabará matando, es oficial, explicoteo, dos puntos

Fueraparte de la monotonia del marujeteo y tal, tengo muchos momentos de reliarme, porque hay días que me levanto con una extraña sensación en mi precioso y proporcionado cuerpecito, me despierto con unas ganas enormes de que me pase algo bueno, si, mi flipe es brutal, me pongo ropa cómoda y calzado deportivo para hacerme un millón de kilómetros y ver si se me pasa, pero no se pasa, al contrario, andar más que las Muñecas de Famosa me produce más subidón, es que voy con mi ipod todo moderna, adelgazando sin esfuerzo y con el sol dándome en mi carita de treintaipocos. La vida es de siempre muy injusta, pero hay momentos en los que siento cierta equidad, producida por un descontrol de dopaminas bestial, bien lo sabe dios y cualquiera que haya leído un mínimo de psicología o psiquiatría.

Es por eso que disfruto tanto de las películas de colgados, como por ejemplo El lado bueno de las cosas, con mi futuro marido, Bradley Cooper, es importante entender el cuelgue ajeno si queremos que la gente entienda el nuestro. No digo que sea tan importante como la paz mundial, pero ahí ahí andan. Y total, que amo a Bradley Cooper desde hace tiempo y en silencio, como las hemorroides, y como soy bi para todo, también amo a Jennifer Lawrence, soy poco original en mis amores por muy bisexuales que sean, lo sé, lo admito y no por eso me retracto, la Jennifer ha subido el escalón de mi divinidad al ponerse rubia, amo a las rubias falsas de Hollywood, son todo lo que siempre quise ser.

Parte de la culpita de mis subidones felizones son por un libro megacomercial y simplón, Gente que viene y bah, me lo ha emprestado mi hermana chica, que es lista pero lee cosas insustanciales. Pos eso, que me meo toa leyendo el tocho comercial, y me dura horas y horas, y como efecto colateral no le grito a los niños ni al hombre que vive en casa, o les grito menos, y parecemos una familia que come perdices a cada rato.

Cuando me levanto con la sensación de querer cosas buenas y con la sonrisa puesta, dejo de odiaros a todos, podría ponerme una sábana naranja y cantar jarecrisna, jare, jare, repartir florecillas e incluso hornear galletas y pasteles. He hablado todo esto con mi amiga la rubia y sospechamos que puede que sea yo una persona de esas que tienen esperanza e ilusión, este tipo de conjeturas me dejan más loca todavía. Es brutal lo que hacen las hormonas conmigo, pienso mucho en mi carrera escritural, en que yo podría escribir como Laura Norton y todas esas mujeres que publican libros chorras como churros, pero me entran luego los bajones y claro, en modo hundida es otro cantar, y no el del Mío Cid precisamente. 

Y así voy, dando bandazos por este mundo, a expensas de la química que me maneja, vendida perdida y muerta de amor por cualquier hombre alto con ojos claros y pecho ancho. Qué vivan los días de querer comerse el mundo y llenos de subidón! Qué vivan todos los tarados que me hacen sentir del montón!

PD: Querido Bradley, I love you, I hope than you love me someday.



Lucía Morales.

2 comentarios:

  1. Lucía, de noche y de día. Yo no sé contarlo como tú... Ya sé que los puntos suspensivos no valen, pero a mí, me expresan, y tú me expresas a mí.

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    1. Gracias Inmota, me relio también cuando me dicen cosas buenas, la bipolaridad y la adolescencia eterna me acabarán matando, aviso ya

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