martes, 20 de junio de 2017

Alone again. Dp 115





Ojalá pudiera empezar un texto por el nudo, saltarme el planteamiento, las presentaciones, el momento frío de romper el hielo, el conocernos asustados y mirarnos tímidamente; pero no es el caso. Toca nadar en el mar de Baricco y hacerlo sumergiéndonos en sus novelas, ensayos, obras de teatro, en su música y hasta en sus antologías, leerlo y mojarse, en apnea, para luego volver a flote y mirar a los ojos del mundo directamente, ya, quizá, entendiendo algo.

El primer libro que le conocí fue Océano mar, hará siete años, caí rendida. Recuerdo las primeras páginas, barrocas, su prosa bella y poética, los personajes de ensueño, la posada de Almayer y sus niños ángeles, recuerdo enamorarme del Padre Pluche por parecerse a mí y decir las cosas sin filtro, o, las ocasiones en que se dirige a Dios con sus poesías, y el colosal capítulo del Vientre del mar, que recuerdo con el corazón en la boca y las tripas medio locas, de tan demoledor y cierto; demoledor como el mismo océano y cierto porque el mar es la verdad.

Mi nueva tarea en la vida era localizar todos los Bariccos posibles. Leí, más bien devoré, Tierras de cristal, donde estaba la boca de Jun que no te dejaba en paz, epicentro. La imaginación del autor es infinita, su capacidad para crear personajes y situaciones, su forma de vernos desnudos le hacen estar por encima del bien y del mal. Es una historia de sueños  condenados a hacerse añicos, no olvida hablarnos del sentido de la vida, referente en toda su obra, como lo es para Melville en Moby Dick. Baricco escribe: la vida es un tremendo lío y estamos llamados a afrontarla en un estado de absoluta y radical falta de preparación.

Conseguí Esta historia y decidí que sería mi favorito de entre todos sus libros, vuelta a la rendición, amor absoluto por los soñadores, amor incondicional por Elizaveta porque era mala, estaba loca y completamente equivocada. Aprendí las formas de la guerra mientras Ultimo, personaje pintoresco como todos los que construye, batallaba y decía que la guerra era un descenso a los infiernos, y nada más estúpido y mortal, un absurdo paseo por el culo del mal.

Leí Novecento y supe que hasta que no tienes una buena historia y alguien a quien contársela estás jodido. Es un monólogo teatral sobre un pianista que vive en un barco y ve el mundo a través de los ojos de los pasajeros. Toca ragtime porque es la música que baila Dios cuando nadie lo ve. Lo que bailaría Dios si tan sólo hubiera sido negro. Me he imaginado mil veces representándola, evidente, yo también estoy loca y completamente equivocada. Este portento fue llevado al cine en 1998 con el título de La leyenda del pianista en el océano.
Baricco es un gran dramaturgo, en Italia ha publicado y estrenado varios piezas teatrales e incluso hace poco protagonizó una de ellas, se ha convertido en uno de sus motores, junto con la música, siempre se ha definido como un autor que escribe con musicalidad, como Céline, otro de sus grandes referentes, tiene un gusto exquisito para escribir, componer, leer e incluso vivir, y dice que los libros, la música y las personas le han ayudado a tener una idea de la belleza ya que la belleza no existe, pero sí ejemplos de cosas bellas.

Luego leí Homero, Iliada, versión magistral. Estuve en la radio recomendándola, si, así es el cuelgue que tengo, la locutora me miró y pensó que yo era una mujer filósofa, sin saber ella que yo sólo repetía frases de Baricco. Porque, os cuento, mi italiano es escritor, filosofo, músico especializado en piano, fue presentador de varios programas sobre literatura allá en Italia e incluso colaboró con el grupo de música Air, en 2003, en su álbum City Reading. Su carrera comenzó como crítico musical en el diario italiano La República, y hoy, décadas después, es un autor de obligada lectura.

Luego conseguí Seda, más fábula que novela, la obra más famosa del autor, la traducida a más idiomas y que se llevó al cine con el título Silk. Trata sobre Hervé Joncour, un hombre simple de esos que prefieren asistir a su propia vida y consideran improcedente cualquier aspiración a vivirla, hasta que decide emprender un viaje en busca de gusanos de seda y se enamora. Me recuerda de nuevo a Melville, ahora en Bartleby, el escribiente.

Recomiendo fervientemente City, su novela menos conocida y más filosófica. Es una historia de empatía, de soledad, de refugios, de geometría, de ideas y de amigos invisibles, es la vida de Gould  y Shatzy Shell. Que alguien pueda llegar a decir que Hitler y Eva Braun eran sus gimnasios mentales me parece algo al alcance de pocos, su originalidad y su manera de vincular ideas no son propias de los autores de hoy en día, más cercanos a narrar acciones, sin adentrarse hasta lo más profundo en nuestra psique o en nuestra alma. Con este libro he aprendido más de la vida que en mil carreras universitarias juntas, lo juro, leyendo los párrafos del porche, de las casas, de Monet y sus nenúfares que son las nada vista por el ojo de nadie, páginas enteras dedicadas a analizar el cuadro de las nympheas, intentando buscar la verdad, el objetivo del pintor tras la obra. Todavía estoy esperando que alguien la lea y se siente toda una tarde conmigo para comentarla y me diga si fue capaz de soltar el rifle, de levantarse de la mecedora y de salir del confortable porche de su casa, o que me diga si entiende algo de lo que ha leído. Ha sido una novela criticada y poco entendida en términos generales, para mí es un regalo, y un verdadero manual de psicología moderna.

En 2012 publicó Mr. Gwyng y vino a la librería madrileña La Central, sin dudarlo cogí un AVE y fui, pude conocerlo, fotografiarle y confirmar que mi admiración no es locura ni idolatría, está fundamentada en la inteligencia de ese hombre y en su forma de mirar al mundo, reflexiva, en su mente abierta que trata de analizar al ser humano y la sociedad en su conjunto, capaz de todas las perspectivas, recordemos que sus ensayos Next y Los Bárbaros hablan sobre la globalización y la crisis de valores en la que nos encontramos.

Imaginad si este hombre es portentoso, que además de todo lo que os cuento, fundó, junto con otros socios, la Scuola Holden en 1994, en Turín, su ciudad natal, hoy en día es un referente mundial en cuanto a creativos y artistas. Evidentemente el nombre de la escuela es en honor a Salinger y a su famoso protagonista de El guardián entre el centeno, ya que Salinger, junto con García Márquez o Borges son pilares fundamentales para él.

Sufrí al leer Emaús, su novela más seria. Narra la adolescencia de cuatro jóvenes amigos cristianos en la década de los 70. Vi como perdían toda su inocencia, como pecaban y como se perdían al conocer a Andre. Es la novela del italiano que más referencias hace a la salvación, posiblemente por ser en la que sus personajes tienen menos posibilidades de hacerlo, con toda esa culpa y esa mediocridad, también habla de amistad y de soledad –con esa soledad donde germinan los desastres. Brutal.

Sin sangre, corta y sublime, dicen que es un homenaje a Sangre fría de Capote; llena otra vez de liturgias, geometrías, instantes dilatados, verdades, y frases lapidarias, como esta: pensó que, por mucho que la vida sea incomprensible, probablemente la atravesamos con el único deseo de regresar al infierno que nos creó, y de habitar en el mismo junto a quien, en una ocasión, nos salvó de aquel infierno.

En 2013 llega a España Tres veces al amanecer, publicada, como todo lo del italiano, por Anagrama. Novela  de una belleza serena, donde trenza el amanecer con una pareja de personajes en distintos tiempos, creando vínculos diferentes en función de la edad pero en un mismo lugar. Me volví loca al leerle  frases como esta: pensaba en la misteriosa permanencia de las cosas, en la corriente nunca quieta de la vida. Bravo, bravissimo!

Lo último que ha publicado en España ha sido La Esposa Joven, ya en 2016, tras un tiempo de silencio. Ha vuelto con una magia que me recuerda a sus orígenes en Tierras de cristal. Abres la novela, te sumerges, la disfrutas, la cierras, Plas!, te despiertas de un estado de hipnosis que sólo consigue Baricco, Vuelve con su lenguaje barroco y unos personajes aún más estrafalarios y atrayentes, se permite hablar directamente con el lector, confesarnos algunos secretos y jugar con el narrador. Un libro sensual, femenino, delicado, y con mucho sentido del humor, un humor muy sutil e inteligente, otro punto en común con Salinger y con los autores del realismo mágico.

Hay más datos en Google acerca de sus ensayos y otros trabajos. En YouTube  encontraréis decenas de entrevistas, podéis leer su biografía y bibliografía en Wikipedia, pero poco podréis encontrar sobre su vida personal, que guarda con celo. Poco más aparte de que se casara con una periodista y tuvieran dos niños, o, descubrir bichenado mucho, que Baricco juega al futbol con ellos, por ser otra de sus pasiones, -es hincha del Torino- poco más encontraréis, hay que conformarse.

Termino y se hace un silencio, con él una sensación, que seguro que usted conoce, de no estar segura de saber qué hacer con este silencio repentino, y de no estar, en el fondo, a la altura del mismo.




Lucía Morales Ramírez.  









domingo, 11 de junio de 2017

Al ajo, Mariajo. Dp 114.



I confess to you:

Los otros días fue el cumpleaños de mi amiga Maricarmen, Maricarmen, y el de su bendita madre. Los otros días, para dicho evento, me puse un mono muy cuqui de Zara, azul y corto, con motivos florales. Me quedaba bien? qué paso durante y después? qué leches os importa dicho mono?

Al ajo, MariaJo: son días de buscarme felizona para escribir y reescribirme, es tiempo, en mi fuero interno, de paz y tranquilidad, es tiempo de relajo y de gazpacho con ajo, es verano. El cumple fue un exitazo en toda regla, sorprendimos a mi amiga, reímos, brindamos, bebimos y lloramos todos a una como en Fuenteovejuna, y las féminas me dieron a mí casi más alegrías que a la sorprendida, si, para fliparlo, me preguntaron por Dp, y no lo hacían por cumplir o por tener conversación, aquello era un asunto de estado, -estado pequeño tipo Andorra, pero estado al fin y al cabo de Gata-.

Sigo con la boca abierta por las calles de Dios, sigo incrédula, se ve que empatizar, empatizar, aquí empatizamos un rato, y me parece estupendo, que yo felizona tengo carrete para largo, y me dio alegría de vivir, y pensé por dónde empezar las mil historias que tengo para contaros, y me dio subidón del bueno, y así vivía así, así, y así vivía, así, así, y así vivía, así, así, así vivía que yo me vi; hasta que..., siempre tengo que joderla por algo, hasta que me dio por mirarme de muslos para abajo. No sabéis que he visto? y ahora viene la confesión y mi lado valiente y desvergonzado, que es el que hay que sacar en la literatura, como dijo la Lindo hace ya un sábado. Confieso, I confess to you que tengo las rodillas gordas.

(Respira profundamente, Lucía, la belleza está en el interior, Lucía, tienes muy buena conversación y un corazón de oro, querida alma de cántaro)

Si, así de dura es mi vida, así de viejuna estoy, sigo con mi silueta estupenda, mi pinta de universitaria eterna, mi pelo que brilla que es una maravilla, etc, etc, etc, pero con rodillas gorditas, algo colgoncetas por falta de deporte, rodillas de tener cuarentaitantos, y una cantinela en la cabeza, confiésalo pequeña, que ser valientes seguro que nos sirve de algo, todos tenemos defectos y matamos por ocularlos. Y mientras vemos la locura de Angel Garó en Telecirco y ya no podemos justificarlo, y pensamos en su decadencia y su teatro, yo miro para abajo y veo mis delgadas piernas con unas rodillas de señor gordito de 60 años, y comprendo que todo cae, que todo llega y no podemos remediarlo. 


Así que ahora entendéis lo del mono azul de Zara en el cumpleaños, llegué ajena a mis rodillas, ajena a mi club de fans lectural, las oí a todas y una, llamada Melisa, que vino desde los mandriles mismos, me dijo, incluso, que también escribiera de mis profundas crisis, que lo importante es mi forma de contarlo. Las que me leéis rondáis mis años, entendéis lo duro que es ver como las carnes se nos están descolgando, pero aquí me tenéis como bandera sincera, si, y con ganas de reirme de mí misma un rato.

Me despido con un video de Angel Garó antes de perder el tarro, recordemos que hay personas que compatibilizan talento con locura, y que una cosa eres arriba en las tablas y otra, bien distinta, cuando bajas del escenario. Yo adoré a Angel durante años y ahora nos toca a los dos vivir un tiempo de decadencia y desencanto, él por su escaso juicio, y yo por mis rodillas de Tito Paco.





Lucía Morales.


domingo, 4 de junio de 2017

Espontanear. Dp 113





Mucha gente, que me enrelocan, están este fin de semana en El Rocío, ancá Ayamonte, mientras, demientras, yo soy agnóstica, escéptica, ecléctica, fucsia, espectacular y espontánea para mis adentros, si, de manera oficial.

Ya no visito a la novia de Málaga de blanco los martes, sigo con otra devoción más cool, asistir a presentaciones de libros, encuentros con autores, visitas a bibliotecas y tal, y tal, y tal. Explicoteo, di puá:

Elvira Lindo vino el sábado sabadete a la feria del libro de esta ciudad que podemos calificar, desde ya, como la segunda Barcelona, vino, junto con esos millares de cruceristas, junto con la calor de junio, junto con mi reencuentro con el centro, junto con mi memoria vuelta a Manolito, junto con la reedición de Tintos de verano, pero no lo hizo para quedarse, la Lindo estuvo una hora soltando perlas que me han dado un chute chutísimo de energía escritural, por eso de valorar la espontaneidad y las mujeres que se muestran y demuestran libres y me recordé hace un par de años así, llena de dps graciosos, joven, moderna y libre, divertida a la par que crítica social, sin importarme un carajo muchas cosas; esa es la que añoré, la que sigo reconociendo en mis adentros, en mis tuétanos de Piolín, me sentí feliz y contenta, mística sentada otra vez frente al portátil, leída por los estados juntitos de norteamérica del norte a mansalva, mujer maruja ilustrada de postín.

He leído tanto estos meses que creo que el próximo premio Cervantes me lo van a dar a mí, insisto en la pena de desperdiciar mi cerebro, ya que como opositora del Estado o la Junta de Andalucía estoy desaprovechaita perdía, he devorado libros y conocido autores nuevos, he conocido por fin a una de mis ídolas, La Lindo, molo cuasi como Manolo, mi pena grande siempre es la pedrá que tengo, fiel compañera cual la regla cuando viajamos, esa pedrá imperdonable que me hizo llevar al encuentro cultural mis siete libros del Gafotas, en un bolso incómodo, ahí tenéis foto confirmativa del encuentro, se lo dije a la autora que se ve que no es la primera loca como yo que se encuentra y antes de terminar la frase donde le pedía que me los firmara, me respondió categórica: te firmo sólo dos, y oye, me afoteé con ella y me los firmó.

Claro, luego me fui de bares  y terrazas de moda con mi hidalga compañera La Rubia, nos tomamos unas rubias, paseamos el tipazo, mostramos modelazo y pelazo -todo esto sin gluten- y después de herniarme por el peso del bolso y los libros, volvimos a casa con una extraña sensación en el cuerpo, no sabría analizarla ahora, pero era mezcla de perdida y encuentro, tipo reciclaje emocional, cosas de mujeres... 

Hoy ya es domingo, me recuerdo por flashes espectular, ante de mis etapas de vergüenzas y  hospitales fui una desvergonzada, una espontánea de la vida, unos dedos y una mente rápida; escribir nunca será mi oficio, ciertas negativas silenciadas ya me lo han demostrado, pero como hobby, para mí, siempre será el mejor.

Me despido escuchando a Fangoria, que mola otro mazo, y mandando un beso de buenas noches, noches, a todos, todos.



Lucía Morales.

Mi CV está aquí. Dp 124

Estaba tomando cañas, dos puntos No recuerdo la última vez que escribí un Dp, seguramente hace demasiado, demasiado de todo, para ca...