domingo, 4 de junio de 2017

Espontanear. Dp 113





Mucha gente, que me enrelocan, están este fin de semana en El Rocío, ancá Ayamonte, mientras, demientras, yo soy agnóstica, escéptica, ecléctica, fucsia, espectacular y espontánea para mis adentros, si, de manera oficial.

Ya no visito a la novia de Málaga de blanco los martes, sigo con otra devoción más cool, asistir a presentaciones de libros, encuentros con autores, visitas a bibliotecas y tal, y tal, y tal. Explicoteo, di puá:

Elvira Lindo vino el sábado sabadete a la feria del libro de esta ciudad que podemos calificar, desde ya, como la segunda Barcelona, vino, junto con esos millares de cruceristas, junto con la calor de junio, junto con mi reencuentro con el centro, junto con mi memoria vuelta a Manolito, junto con la reedición de Tintos de verano, pero no lo hizo para quedarse, la Lindo estuvo una hora soltando perlas que me han dado un chute chutísimo de energía escritural, por eso de valorar la espontaneidad y las mujeres que se muestran y demuestran libres y me recordé hace un par de años así, llena de dps graciosos, joven, moderna y libre, divertida a la par que crítica social, sin importarme un carajo muchas cosas; esa es la que añoré, la que sigo reconociendo en mis adentros, en mis tuétanos de Piolín, me sentí feliz y contenta, mística sentada otra vez frente al portátil, leída por los estados juntitos de norteamérica del norte a mansalva, mujer maruja ilustrada de postín.

He leído tanto estos meses que creo que el próximo premio Cervantes me lo van a dar a mí, insisto en la pena de desperdiciar mi cerebro, ya que como opositora del Estado o la Junta de Andalucía estoy desaprovechaita perdía, he devorado libros y conocido autores nuevos, he conocido por fin a una de mis ídolas, La Lindo, molo cuasi como Manolo, mi pena grande siempre es la pedrá que tengo, fiel compañera cual la regla cuando viajamos, esa pedrá imperdonable que me hizo llevar al encuentro cultural mis siete libros del Gafotas, en un bolso incómodo, ahí tenéis foto confirmativa del encuentro, se lo dije a la autora que se ve que no es la primera loca como yo que se encuentra y antes de terminar la frase donde le pedía que me los firmara, me respondió categórica: te firmo sólo dos, y oye, me afoteé con ella y me los firmó.

Claro, luego me fui de bares  y terrazas de moda con mi hidalga compañera La Rubia, nos tomamos unas rubias, paseamos el tipazo, mostramos modelazo y pelazo -todo esto sin gluten- y después de herniarme por el peso del bolso y los libros, volvimos a casa con una extraña sensación en el cuerpo, no sabría analizarla ahora, pero era mezcla de perdida y encuentro, tipo reciclaje emocional, cosas de mujeres... 

Hoy ya es domingo, me recuerdo por flashes espectular, ante de mis etapas de vergüenzas y  hospitales fui una desvergonzada, una espontánea de la vida, unos dedos y una mente rápida; escribir nunca será mi oficio, ciertas negativas silenciadas ya me lo han demostrado, pero como hobby, para mí, siempre será el mejor.

Me despido escuchando a Fangoria, que mola otro mazo, y mandando un beso de buenas noches, noches, a todos, todos.



Lucía Morales.

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