martes, 15 de marzo de 2016

David contra Goliat. DP 100



Cumplimos años, sueños, promesas, cumplidos; cumplimos y descumplimos, dentro de este caótico lugar llamado mundo, buscamos sentido al sinsentido.

Y después de horas mirando el teclado, nadando entre incertidumbres, trato de hacer grande lo que para muchos es difícil ver, el vaivén de ser y no ser.

El miedo es lo que pretendo hacer ver, eso que para y agota, ese temblar que asusta y maneja vidas, ese demonio que no es tal, es quizá, a veces, la única manera de saber que estamos a un plin de perderlo absolutamente todo, y si anida en ti, no te escondas, es más poderoso que mil dragones, está para que aprendas que sin él no hay valor, ya que todo existe y es real, si entiendes que la nada también está.

No hay belleza sin fealdad, no hay ruido sin silencio, no hay guerra sin paz, ni enanos sin gigantes, ni luz sin oscuridad. El amor existe para compensar el odio, subir contra bajar, entrar y salir, mostrar, ocultar, hablar y callar, prender, soltar, perder, ganar, y no hay dulzura sin hiel. Ya lo dijo Melville, "En este mundo no existe cualidad alguna que no proceda del contraste".Yin y yang, yin y yang.

Admito tener mucho miedo de lo desconocido, de la adversidad, y no soy cobarde por eso, poso mi mirada ante personas valientes que luchan con sus leviatanes sin más opción, guerreros y guerreras que son David contra Goliat.

De las vergüenzas del ahora podría escribir hasta reventar, y nada aliviaría el dolor de los que sufren sin piedad, los niños refugiados en una lancha hinchable huyendo de una guerra de egoísmo y pura maldad, los padres y madres que sólo tienen su vida para negociar, o la enfermedad del ahora, el puto cáncer que se ceba y se ceba y cae en los hogares como una verdadera bomba universal.

Todos navegamos en el mismo mar, unos con suerte, otros sin ella, ricos y pobres, chicos y grandes, malos y buenos, cada uno con un principio, y todos con el mismo final, en medio la vida que viene y va.

Ninguno de ellos tiene más opción que luchar, hay solo dos caminos, todo y nada, no existe más oportunidad, entre versos vergonzosos quiero felicitar a Barbie Malibú, a la bella Esther que lleva cuatro años de risas y llantos, de quimio y radio, entre familia y amigas, hinchando sus pulmones y sosteniendo su mundo con huesos de titán, con un corazón inmenso y ganándose todo el cariño y respeto de los que la hemos podido tratar.

Y entre pasillos de hospital, pruebas, resultados, pastillas y demás, sólo quisiera felicitarte por existir, darte mi apoyo y decirte, escribirte, que eres un imán, que tu sonrisa alumbra toda oscuridad y que ojalá pudiera darte algo más que este texto. Esther, hoy y siempre te deseo Felicidad.




Lucía Morales.

1 comentario:

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