lunes, 19 de enero de 2015

Vecinas. DP 68



Tengo y no tengo cosas, tengo y no tengo vecinas guapas y hermosas, explicoteo

Hace un par de años se mudó a mi bloque una muchacha guapa a reventar, se ve que es guapa para hacerme daño a mi, es la única explicación. Joven, simpática, educada, agradable, tipazo, madraza, todo, lo tiene todo, por tener tiene dos niños pequeños y un cuerpo de no haberse enterado.

Se mudó a las plantas de arriba, cerca de otra vecina guapa, si, y por ahí van las dos con sus caritas sin arrugas, sus pieles tersas, su pelo brillante al viento, me revientan, si, lo confieso.

Antes de ellas me sentía la sexyvecina de aquí, por engañarme y tal, y eso que siempre voy con pintas, no me arreglo casi nunca y peinarme me peino poco, porras y más porras, es que tampoco lo necesitaba, era joven, si, yo, fui joven, turgente, lo juro, lo fui, delgada hasta decir vasta, y modernita, pero, siempre hay peros en las historias mías, llegaron las juventudes estas a hundirme en el pozo de la desesperación y la verdad.

Me revienta montarme con ellas en el ascensor, nos miramos, sonreímos y decimos la frase chorra del día, NO, no quiero, que está el maldito espejo para mostrarme las mil y una diferencias, no hay derecho, deberían de poner la población dividida por sectores de edad para no destrozar a gente débil como yo.

Lo peor fue cuando me corté el pelo, maldita la hora, para algo que conservaba bonito y precioso, pues cuento. La cosa es que estaba yo la mar de contenta sintiendo que me quitaba años a la par que me cortaban pelos, e iba por el otoño andando cual mujer renovada y me encuentro en el semáforo con la vecina guapa número uno, si, la de los dos niños chicos, y me percato que tiene el mismo pelado que yo, pero claro, a ella le quedaba, y le queda, mil millones de veces mejor, pufffff, qué chasco, pensaría además la chavala que me lo corté para parecerme a ella, nada más lejos, ni harta de vino me parezco yo a ella, es preciosa a reventar. Ese día fue el de mi derrumbe, soy de hundirme fácil, y desde entonces no levanto cabeza, por eso ahora me dedico a los placeres de la carne, que se basan, básicamente, en comer y comer, en breve seré obesita, es duro, pero tengo que aceptar mi edad, en breve seré una señora.com y punto.

De vecinos podría hablar mil cosas, ahora los de al lado se mudan, tras doce años de vida comunal ni siquiera conseguí conocer sus nombres, triste vivir en mi bloque, triste, no tenemos vínculos ni nada, me encantaría ser como las de antes y pasearnos en bata por los pisos llevando ollas con comida o limones, o un cotilleo fresco, lo que os diga, no hay vinculo, semos fríos y ajenos.

Me gustaría tener un vecino como Hung, el de la serie, vaya pedazo de tío bueno, o me gustaría pensar que soy una vecina chachi, me gustaría, claro que me gustaría, pero me conformaré con imaginarlo.

Pongo la única canción buena del Canto del loco, es grandiosa, pegadiza y todo lo demás. Ahora me toca pensar que algún día seré la madre de José.




Lucía Morales.


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