Ayer estuve y fui, cargada de
inocencia, saturada de mi
Expuesta desnuda al sol,
tremendo huracán dormido
No había que hacer nada para
sentir calor
Cual guerrera exhausta me
rendí
Desprendía dolor, a cada
paso, robusto hormigón armado
La señora soledad me daba un
respiro, su señor, un suspiro
Miradas chispeantes
sonrojaban a un ángel
Cual barquita a la deriva me
mecí
Descendí engañada hacia la
oscuridad que te habita
Tras la nada cotidiana, un
regazo, lecho soñado
Cada palabra tuya creí,
deshidratada de vida
Cual bebé en su cuna me dormí
Desojé margaritas y opio, me cobijé
a la sombra de tu bosque
Pero tanto espesor me impidió
ver el sol, me perdí
Y en los ahoras de mi trono
roto duermovelo, pues
Cual hoja seca de tu rama me
caí
Lucía Morales
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