viernes, 13 de mayo de 2016

Somos de barrio. DP 103



España es un país de pandereta, con barrios de baratillo, señoras con monedero en el sobaco, hombres que fuman Ducados y beben carajillo desde temprano. España es dura a reventar, tenemos mucho sol, mucho paro, cerveza, Cañas y barro, subvenciones a los toros, paraísos fiscales en Panamá, chicharras en verano, desahucios, muchos ERES y niños que comen en un comedor social, de eso cada vez más.

He intentado engañarme desde el día en que nací, aún odiando las princesas Disney. Por eso del escapar de mis fantasmas me he agarrado a palos ardiendo que me han dejado el cuerpo en carne viva, lleno de llagas, y pese a ser mujer risueña como pocas, y a veces incluso feliz, hay una niña escondida calladita que llevo dentro, que guarda secretos, intentando sentirse clase media y que se lía; coche nuevo, apartamento en la playa, piso en buen barrio, hijos musicales. Pero no, la niña de barrio que llevo dentro ha vuelto a salir, por culpa culpita de Sara Mesa, la antidisney de ahora, joder, es que clava la realidad, clava la oscuridad, huye de todo artificio, te rasca en la herida, te recuerda que pese a todo, la niña que callas es pura Cicatriz.

De la soledad, Sara sabe; de las hipocresías sociales, Sara cuenta, de lo que no muchos están dispuestos a decir. Puede que tú lector tuvieras una infancia entre pompones rosas, entre nubes de algodón y llena de comunicación y besos. No sé, puede que la rara sea yo, o quizá recuerdo demasiadas cosas malas, no sé, ya digo que no lo sé.

Y leyendo Cicatriz, ahí me quedé reloca, qué nos pasa que no queremos admitir que nos sentimos tan solos? Qué nos sucede cuando vendemos nuestro alma por un poco de cariño? De una casa triste, con familia triste, de triste barrio, qué puede nacer? gente triste, verdades amargas, rutinas grises, y luego crees que el consumismo puede salvarte, si, salvarte, tan fácil es conseguir la felicidad con una camiseta de Zara, o un bolso de Sfera, tan fácil parece si algunos domingos puedes salir a comer fuera. 

España es un país de pandereta que se avergüenza de que hasta hace poco tirábamos monedas al gitano de la cabra. Ahora vendemos humo, compramos humo, somos humo, como la clase política, puro humo que se esfuma y escapa. Lee Mala letra para recordar donde estás.

No quiero sembra el terror, el terror lleva sembrado muchos siglos, que aún pareciendo más negra que un lago negro, leyendo a Sara he disfrutado, es difícil describir como ella lo hace, crea un ambiente asfixiante y real en medio párrafo, te engancha, te atrapa con su prosa anzuelo, y te rindes a sus pies, por soberana, que si premios tiene, yo más le daba.

Incluso a veces creo que escribo yo, no por autora sublime, No,  por detalles que a otros se les escapan. Ella habla de códigos, de epifanías, de la belleza de las palabras esdrújulas, de llevar una Moleskyne en el bolso, de la culpa, siempre inmisercorde, y un sinfín de detalles que creía poseer en exclusiva. 

De ella me quedo con todo, con su construcción de atmósferas y personajes, con su ritmo trepidante, con su manera de jugar con el tiempo, con la forma madura que tiene de afrontar la literatura, con su particular mirada, que no es más que ver las cosas como son En la realidad.

Me despido con una frase del protagonista masculino de Cicatriz, un hombre solitario y extraño, tan consecuente como fetichista, a veces loco, otros incalificable. Dice algo que todos queremos cuando somos infelices y pocos se atreven a admitir:

Solo quería escapar.




Lucía Morales.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mi CV está aquí. Dp 124

Estaba tomando cañas, dos puntos No recuerdo la última vez que escribí un Dp, seguramente hace demasiado, demasiado de todo, para ca...