domingo, 18 de marzo de 2018

Perdona pero yo he visto Drive. Dp 122




No sabemos si por las mechas que tengo rubias, o por tanta agua, o por que mi amigo Alberto está por decidir mi vida por mí, la cosa es que leo libros de hombres guarros y perdidos, Taxi, y, veo pelis de hombre guapos e igualmente perdidos, Drive.

Andaba yo con cierto cuajo por el mundo, sumida en otra crisis existencial del tamaño de una Supernova cuando quedé, antes de una gripe de mil demonios, con mi amigo Alberto el Decididor, me dio un libro, me lo leí y aluego nos peleamos un rato mientras cafeteábamos y, después, me recomendó por séptimogésima vez Drive, de mi Ryan Gosling de mi Corazón y de Todos los Santos, creo que le están preparando un trono para pasearlo esta Semana Santa.

Bueno, total, que esta tarde fría y lluviosa me la he visto y lo he flipado en colores y un poquito más, se ve que es una película de las buenas y no de las comerciales facilonas, se nota sobre todo en los silencios, benditos silencios, los protagonistas hablan menos que el hombre que vive en mi casa, que ya es decir. También se nota la calidad de la cinta por la banda sonora, es muy ochentera, y ya sabemos que los ochenta son el gran referente musical de los siglos XX y XXI, y si no lo sabíais pos ya os estáis susenterando.

Y ya, fuera coñas, a mí, de verdad que me ha flipado la peli, la estética oscura, real y los personajes neo, que es como moderno pero más cool. Una hora y treintaiseis minutos de un cine que merece la pena, sin chica besa chico, chica enseña tetas. Aquí la chica se encoña como una colegiada inocente por mi Ryan pero tiene un marido expreso que complica la historia cosa mala, la muchacha pone cara de cordero degollado cada dos por tres, tanta pone que llega a superar a mi Ryan, que aquí muestra pocos sentimientos, por no decir ninguno, pero si muestra una gran habilidad al volante y para matar mafiosos salpicando mucha sangre.

No sé qué me pasa con las coñas, me ha gustado la película, pero entiendo que puede ser muy criticable y nada entendible por muchos, es una pena. Me cansa el cine supuestamente ingenioso, me cansa cada vez más esta búsqueda constante de la espectacularidad, y sobre todo, me cansa que nadie apueste ni arriesgue, que nos conformemos tan fácilmente con la típica fórmula del éxito seguro.

Me gustan los Real Hero, me gustan los Real Man.

Esta noche soñaré con mi Ryan lleno de grasa arreglando el motor de un coche con su ceñidita camiseta blanca, soñaré con su boquita de piñón y con la chaqueta dorada de la película y su escorpión.



Lucía Morales.

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