Os contaré una pequeña historia, dos puntos.
Hoy pongo el cuento de un autor malagueño que se fue a Florencia a maderear, que siguió siendo todo lo que dejó en Málaga, o incluso un poco más, no, nada de un poco, mucho más. Que escribió y escribe, y por supuesto, escribirá, que cree mortalmente en las mujeres, que no esconde su lado femenino, ni lo esconderá. Hablo de Bernardino Contreras, que tiene sentimientos encontrados con una servidora, por pensar que no me tomo en serio mi modo escritural. Bernar, no soy Virginia Woolf, no tendré, pienso, nunca una habitación propia, no sé como va, me cuesta demasiado pensarlo, eso no quita que no valore tanto que creas que la merezco.
Algo precioso en esta vida que no deja de sorprenderme es que la gente vea cosas buenas en mi, me deja sin habla, sin palabras. Que un hombre no esconda su lado femenino y que lo aborde mejor que nosotras mismas, me deja loca, mu loca.
La loca
La mujer que llevo dentro también te quiere a ti. Y no la siento
como rival. Soy yo a fin de cuentas, pero me da coraje.
Ya sabes como sois las mujeres. A veces cuando quiero mirar-
te la pillo contemplándote, y cuando voy a tocarte la sorprendo
acariciándote.
Es cuando me distraigo, cuando estoy ocupado o preocupado
por alguna cosa que ella aprovecha. No soy tonto, ¿sabes? Soy
distraído, tengo la cabeza llena de máquinas imposibles que solu-
cionan todos los problemas pero aún no funcionan. Puedes estar
segura de que soy capaz de todo, incluso de arrancarme los pelos
de la nariz a tirones sólo para que sepas que estoy aquí.
Aun concentrado en lo mío puedo verla con el rabillo del ojo
buscando el momento, esperando tu gesto para hacerte confi-
dencias, contarte cosas que sólo ella puede contarte, insinuando,
dando a entender. Pero yo estoy ahí siempre. Faltaría más.
Se muere de ganas de cogerte aparte para contarte cosas de mí.
Se nota que os entendéis bien. Ella te comprende mejor que yo,
lo reconozco. Tiene tiempo y paciencia para hablar largamente de
cosas aparentemente inocuas.
Te llevará a su terreno sin que te des cuenta. Te conoce mejor
que tú misma. Te diría que mi forma de poseerte es sólo una
aproximación, que de ser posible te tendría entera, en cuerpo y
alma, tu mente, tu aire y tu voluntad.
Pero tú sabes que te quiero libre, lo sabes ¿no? Te insinuaría
que sería capaz de cortar tus alas, de atarte con soga corta, de
encerrarte en una botella sólo para tenerte siempre. Pero sabes
que no soy así. Tengo claro que con esa actitud solo conseguiría
perderte.
No sé si la mujer que llevo dentro será capaz de cogerte a solas
ni cómo lo haría. La conozco, es tenaz y si hay alguna oportu-
nidad la aprovechará. No va a poder. Qué tontería, yo soy yo y
estoy aquí.
Pero de todas formas, si algún día lo consigue, no le hagas caso
a esa loca envidiosa.
Bernardino Contreras. Cuentos ordenados. Mitad doble.
Ahora pondré a mi Damian Rice para coronar el cuento.
Lucía Morales.
Qué buena canción al final del post. Eso se me ha olvidado comentar: lo bien que lees. Si todos los lectores leyeran como tú, los escritores irian desnudos por la calle, corriendo de esquina a esquina.
ResponderEliminarjajajajajajajaajjajajajajajaja
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