domingo, 20 de julio de 2014

Ancá la Cueva. DP 37


Cualquier parecido de esta historia con la realidad es pura mala suerte y estupidez reincidente, dos puntos

No veis mundo que venimos a cometer errores? Acaso merecemos premio por cada hazaña y castigo por cada error? Parece que si. Aprender a base de hostias es parte de mi argumento, nada de enterarme a la primera, ni de saber las cosas sólo, de solamente con la teoría, no, porqué? por chula, por sabelotodo, por pelotuda, eso, si, y que mes las den bien dadas.

La foto de arriba era el destino precioso que quería alcanzar junto con mi familia en una de nuestras excursiones senderistas, pero se quedó en foto de google, en lugar idílico inalcanzable, en paraíso lejano no apto para gente no preparada, como deber ser. Castigo.

Empezaré por el jueves, mis niños en un cumpleaños, para variar, su vida social llega a darme envidia, a la par que stress. Una amiga y yo nos vamos al cine, a la aventura, un cine, no mola, otro cine, más salas, pero ninguna película nos gusta, ni dicen nada, casi por un juego de niñas, pero sin el casi, escogemos la que no conocemos, la última, la ajena, un thriller, si miedo, miedo? no lo soporto, tuve que cumplir 30 años para ver la película del Exorcista, pero hoy jueves, a darlo todo, que no se diga.

Maldije el empezar, esperaba una mierda a la española, que no reniego el cine patrio, para nada, me gusta, pero 5 adolescentes de aventura en Formentera era demasiado para mi envidia y no les auguraba un guión bueno, ni nada, la augurera se metió en poco rato la lengua en el culo y las manos puestas en los ojos, para no ver, para no mirar la pantalla, demasiado horror para una ingenua como yo, una ingenua que va de otra cosa. Terminó y nos quedamos las dos listas, si listas de papeles, aquello había sido tremendo, TREMENDO, vaya peliculón, duro como poco ante he visto, pero buena de cojones, si, de esa palabrota, vaya director, vaya actores, vaya hilo, no dejan al azar ni un cabo suelto, viva la película de La Cueva! Salí resabiada, jurando no hacer aventuras nunca, jurando que planearía mis excursiones al milímetro, todo en vano, como humana erradora.

Mi salón, marrón chocolate, entero, si, suelo, muebles y la mitad de las paredes, otra cueva, si, meses diciendo que quiero aclararlo, salir de ahí, claridad. Era como los protagonistas de la película, pero sin horror, sólo oscuridad. Compro la pintura, elijo gris claro, luego es azul paraíso. Otra señal, la película, mi salón, todo me decía cosas, si, el Universo confabulado, yo chula que no veo más allá de mis narices. Viernes comienzo de pintura, algo de luz.

Sábado sabadete, tortilla de papas y cochete, todos a buscar Barranco Blanco, o como se llame el sitio, indicaciones en el móvil, indicaciones que seguimos al principio, una vez soltamos el coche dejamos de mirar el móvil, no podía ser difícil, lo hacen muchos, tiene que ser sólo un paseo. Ingenua, lerda.

Mil senderos, trescientos caminos, casas de pijos a la izquierda, monte inmaculado a la derecha, siempre a la izquierda, por eso de ser rojos, pero las izquierdas llevaban a más caminos lejanos, bajando, a pleno sol, en Andalucía, en julio, comienzo de la locura.

Tras dos horas perdidos y muy nerviosos no encontramos nada y comenzamos la subida, andar los pasos andados con el rabo entre las piernas, subir, sudar, animar niños, pelear de parejas, algo falla, qué? ah! el móvil, vemos el mapa, si, que ya nos vale! y era todo a la derecha, muchos coches aparcados y nosotros dos millones de metros a pie, absurdos e irresponsables, y la película de la Cueva todo el rato en mi cabeza, para nada, pero sin salirse ella.

Para bajar a una poza, sucia, si, unas piedras y tajos que ni el Calleja en sus programas, pero en el agua retozaba mucha gente, aquello no podía ser tan chungo, no? la leche, fue peor, no nos partimos las piernas yo qué sé porqué, no le encuentro sentido ni lógica a nada. Una vez abajo, ya con los cojones por bandera empieza mi odio al mundo, todos y todas abajo eran una panda de barriobajeros, disfrutones con sillas y mesas, y bebés y bikinis fluorescentes con flequillos colgando, cómo lo habían hecho? ni idea, pero ahí estaban, invadiendo cada centímetro de la charca, no, no y no, yo ahí no me baño. Un pis oculto, unos bocadillos amargos de tortilla de cien huevos y tras cuatro chillidos demoniacos recojo y digo que nos vamos, no hay opciones, el hombre que vive en mi casa que quiere seguir y buscar más arriba el río bonito ansiado, pero ya es tarde, vi la película, hasta ahí llegaba, ya no seguiría a ningún macho sólo por seguirlo, mi paciencia y mi sentido común salen cuando no me queda otra, y esa era la otra, la opción de volver a casa, si, a las tres de la tarde, antes subir a por el coche con toa la calor del mundo que seguir buscando, tanto buscar, tanto buscar, que no soy Indiana Jones, ni Gocu con las bolas, soy una madre enfadada que quiere estar encerrada en su casa y punto.

Conseguido, todos sudando y sucios en el coche. No nos pasó nada malo, excepto el mal genio, los extraños recuerdos que pienso olvidar para no aprender de mis errores. Ver una película de perderse, y perderse ya lo llevo de serie. 

Ya en casa no hay paz para los malvados. Se ha pintado el salón, azul paraíso, el único que se nos ha concedido como premio por errar, si, antilógica aplastante. Ya no hay cueva en mi casa, ni fin de semana veraniego. Hay piscina y marujeo, con todo su cocineo y limpioteo, es mi destino, my destiny, pero sin Beyoncé. Como guía turística o diseñadora de interiores también estoy Desaprovechaia Perdía. Dejarse de tonterías e ir al cine a ver la película y luego si eso hablamos de Begoña. Aprovecho para saludar a Celia, mi nueva ídolo.



Lucía Morales.

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