martes, 29 de abril de 2014

Madres y la corriente nunca quieta de la vida. DP 23



Los niños necesitan certezas. Baricco

Y las madres? las madres sólo tienen la certeza de sus hijos.

Humildad, naturalidad, incondicionalidad, inocencia, amor.

Nacemos egoístas buscando el pecho de un ser que emana protección, buscando el refugio de los meses en ese vientre, en esas entrañas, venimos del todo para llegar a este mundo sin dueño, y poco a poco nuestra yo se convierte en alguien lejano para construir un hogar que tiene cimientos nuevos, los del llanto y la sonrisa de ese ser que le da sentido a nuestra existencia, que viene para completarnos y para hacernos ser partícipes de una nueva historia, donde ya no somos protagonistas, nos dejan en un papel secundario, benditos todos los niños, benditos ellos que con toda su inocencia nos quitan máscaras y nos dejan desnudas.

Desnudas nacemos, desnudos los hijos e hijas, en esa carne encontrada será donde sellemos nuestro vínculo con la vida, creamos vida y gira el universo, para que ya no seamos nuestro propio eje, ahora ellos dominan nuestro corazón, latidos comunes, constantes, fuertes y débiles, al unísono, la banda sonora de nuestro futuro viene para no marcharse, para que nos fundamos unos con otros y las miradas sean tan puras como deben ser, la pureza y la inocencia no tienen precio, ni escuela, ni leyes, ni religión.

Madre tierra, madre biológica, madre que adopta, madre infinita de cada infante que mires, de cada niño que muera, ya estás entregada entera, no le niegues amor a quien te quiere toda tú.

El regalo más hermoso que se la hace a una madre es un bebé. Cuídalo, aliméntalo, no te duermas, que tu baby si duerma, el mecer tranquilo, acúnalo y acarícialo como tus instintos sepan, tócale la frente, vaya que la temida fiebre aparezca, y con tus ojos insomnes sigue ahí entera, con las hormonas dominantes y tus zapatillas puestas, pierde tu vergüenza y saca siempre que puedas tus pechos fuera, para encontraros en ese regocijo, esa cuevita siempre será vuestra.

Dicen que el verdadero compromiso es pensar a largo plazo, para mí es el único futuro, pensar en nuestros hijos e hijas y en sus venideros días, en todo lo que podré sembrar para que no se pierdan tanto como yo me perdí, y en cada perdida que tuve lo que me hizo volver fue la maternidad, hacia todos, extiendo mis alas y quiero cuidar a todos, a quien me deje acercarme, quien no rechace mi yo inmenso, al nacer ellos dejaron algo hueco mi mundo, y con cada parto me hice más inmensa, ahora ya todo el amor del mundo me cave, y por eso reparto, reparto, y aunque a veces me exceda sé que seré perdonada, porque lo hice lo mejor que pude, como todas, sin escuela.

También cuentan que es más fácil destruir cosas que construirlas, y una piensa, una madre piensa y siente, que aquello que creó puede venir algo o alguien y arrebatártelo, y con ese miedo a veces perdemos la conciencia, pero al dormir y mirarlos vuelven de nuevo las certezas. Sueña mi amor, que mientras me tengas seré siempre quien te proteja y te enseñaré a quererte para que cuando decidas elegir caminos, no sientas miedo y te atrevas, y te atrevas.

Camina siempre, yo te di la mano en tus primeros pasos, pero cuando crezcas querrás recorrer senderos y mientras seguiré en casa, pero con la confianza de que estés donde estés, y sin pesar ninguno, posarás tus pies en tierras nuevas, con gente extraña que al conocerte serán dichosas sólo, de solamente, por tu presencia.

Kierkegaar dijo, Tengo que encontrar una verdad que sea verdadera para mí... la idea por la que pueda vivir o morir.

Madres, ya tenemos niños, todos los del mundo son nuestros y por ellos viviremos y moriremos. Pero madre, no te pierdas mientras, sigue siendo siempre tú, la que crea, la que aman, no te disipes.




No pierdas tu esencia madre, que cuando se quede el nido vacío y te mires al espejo no quiero que llores por tu soledad, quiero que rías de felicidad.

Pensaba en la misteriosa permanencia de las cosas en la corriente nunca quieta de la vida.
Pensaba en la misteriosa permanencia del amor, en la corriente nunca quieta de la vida.
Baricco.

Dedicado a todas las mamás, la mía la primera, y a mis hijos, Alba por empezar mi círculo, y Nacho, que nació el día de la madre, por cerrar este círculo. Mi círculo nunca se cierra, se aumenta, soy también madre de mis sobrinos y de toda persona que me necesite o quiera.

Gracias hijos por hacerme eterna.

Lucía Morales.



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