Tuve que matar a mi hijo para
decorar el árbol, no me quedó otro remedio. Debía ser con objetos reciclados,
no se me ocurrió otra cosa.
Todo son ventajas, he ganado
un viaje a la Escuela Holden, he conseguido que mi niño salga en la foto de
Facebook ganadora y lo más importante, que se vuelva eterno, tengo mi propio
niño Jesús.
No fue fácil, las
máquinas para reciclar niños y convertirlos en plástico retornable sólo se
encuentran en el mercado negro y vienen sin libros de instrucciones y a un
elevado precio.
Que luego me encarcelen si
quieren, llevaré en el bolsillo a mi niño Jesús recauchutado navideño.
Me llamo Belén, llevo meses
viviendo en un portal, gasté todo en conseguir la máquina para el premio, si
esto no es un milagro que venga Dios y lo vea.
Lucía Morales.
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