lunes, 23 de junio de 2014

Menos cuentos Caperucita. DP 31.





Qué estaba yo pensando en una cuestión que mi abuela me comentó varias veces siendo yo joven. Al parecer le pregunté si los Reyes Magos y lo que veíamos era real, o si había más.

Y es que a mí lo Reyes Magos siempre me mosquearon un poco, porque eso de que unos extraños tuvieran las llaves mágicas que abrían todas las casas, cómo que no me dejaba muy tranquila, y cuando le pregunté a mi abuela si eran del partido comunista y me dijo que no, ya no me cupo duda alguna de que eran de poco fiar.
En mi infancia y juventud, el comunismo en mi casa era doctrina, hasta tal punto, que la primera vez que me saqué los cuentos populares de la biblioteca siendo muy niña me quedé pasmada, que yo me creía que Cenicienta era un esforzada proletaria, que había sido traicionada por una camarada malvada y burguesa de su familia, pero entonces el líder del partido comunista le da a Cenicienta el libro rojo de Mao y ella despierta y juntos montan la revolución y la justicia y la paz acaba imponiéndose a todo el proletariado, al final del cuento se cantaba La Internacional con el puño en alto. También pesaba que Caperucita Roja se llamaba así porque era muy comunista y se cambió el apellido, al final del cuento, cuando vencen al lobo capitalista, se cantaba La Internacional con el puño en alto. Era el final de todos los cuentos orales de mi primera infancia.

 Así que cuando yo me leí todos esos cuentos en los libros, lo primero que pensé es que estaban equivocados, porque las familias comunistas no mienten a sus hijos comunistas, además, tenían que estar equivocados, porque al final de los cuentos, nadie cantaba La Internacional... Fue duro descubrir que la especie tiene en su naturaleza la “tergiversación”, pero muy útil.

Y luego estaba lo de la realidad, que a mí no me convencía mucho, porque en ocasiones, la realidad parecía una cosa, pero luego resultaba que era otra, y esta sensación la remataba mi familia con su gran dosis de incongruencia y surrealismo, que eran muy divertidos, de verdad que si, pero no ayudaban nada a aclarar conceptos.

Y es que aveces tu veías lobos debajo de tu cama, y resulta que no eran lobos cuando los miraba tu familia, que eran maletas llenas de trastos cuya sombra te había llevado a engaño, pero que tú estabas segura de que eran lobos. Años después le leería a Gandhi “Aunque formes parte de una minoría de uno, la verdad sigue siendo la verdad” ¿Y si la visión de los lobos era la visión de una minoría de uno? ¿Eh, eh, eh?

Podría decir que crecer con semejantes dudas existenciales sobre lo que es real o no fue muy duro, pero la verdad es que no, fue sobre todo desconcertante, pero en absoluto duro. Y es que mi abuela y mi Tata nos enseñaba a mis hermanos y a mí que había que ser tolerante y paciente con todo el mundo, que había que dejar al otro exponer su perspectiva y respetarlas, salvo... cuando la profe del cole le decía a mi Tata que si sus niños eran diabéticos mejor que no los trajera a la fiesta fin de curso porque total para molestar y no hacer nada, y entonces la incongruencia familiar implosionaba, y mi Tata a agarraba a la maestra de los pelos y lo más cariñoso que el decía era “puta ladilla de un coño sifilítico...” (es lo que tiene crecer en familias comunistas de mineros; que logras una fluidez lingüística tan soez cómo florida). Osease, que nosotros, los niños, teníamos que aprender a ser muy zen en teoría, pero luego el ejemplo era cómo muy así...

¿Cómo no me a gustar la Ciencia Ficción? Si mi familia casi parecía de otro planeta (rojo, por supuesto). Y hasta puedo decir que es un milagro que aprendiera coherencia y lógica... Pero... ¿Qué pasa con los Reyes Magos? ¿Son o no son de fiar? ¿Y la realidad? ¿Es eso que vemos o hay algo más oculto tras algún velo que nos ciega? ¿Eh, eh, eh?

Anabel Díaz.

Soy DP. Ann el mundo de los cuentos, al igual que el real está lleno de mentiras. Y para que quede constancia adjunto una mierda de videoclip musical, que es la base de la noche, fundamento de juventudes ineptas que bailan borrachos o drogados, confundiendo absolutamente todo. Lo bueno o malo, de hoy, es que tengo el pelo precioso, también soy insustancial como la gente que oye y baila la música que pongo ahora. Ah! y de Reyes Magos, claro que existen, mira la familia Borbón, existe aunque nadie crea en ellos, aynnnnnnnnnnns.
Lucia Mor.

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